10 enero 2007

El suicidio de la poesía

Veo como se suicida la poesía,
por el miedo de no ser entendida, de no ser reconocida,
de no ser sentida, en un mundo de muertos sentidos.
Y la palabra cada vez más vacía, reclama sentido,
reclama rebeldía, reclama atención, reclama pasión,…
Los sentimientos van a la guerra del pensamiento,
Para establecer la paz, para dar calidez, y para recordar
que somos humanidad.
Y la poesía piensa en la poética caída hacia la muerte,
hacia el bello estruendo del final, y quizás del nuevo
comienzo, de la nueva dimensión.

© Mario Tikvah

La infancia del alma

Por la seca y húmeda pradera del universo caminaba el alma del ser humano, solo, sin sentido, sin destino, sin condición… Llegando la noche y el alma se acostó y soñó con su sombra que le seguía su camino y vio que en ella apareció el amor con sus dos compañeras de viaje, la inocencia y la introvertida ternura. Y así una detuvo el tiempo y la otra se hizo juego y albergó en lo más pequeño, en lo más débil, en lo más absoluto e ilimitado del ser humano, la infancia. Ella, llena siempre de dulces sensaciones, de inimaginables posibilidades; tacábamos la arena de la tierra, y también tocábamos el cielo y sus nubes, los colores eran universos, los adoquines de la acera pequeñas islas, llenas de grandes aventuras, el sol sabía a caramelo, y el viento nos hacia volar, nos despegaba del suelo, conocimos otros mundos, mientras el mundo se miraba solo a su ombligo, con los ojos de lo que algún día seríamos. Con nuestros pinceles de colores nos salimos de los limites, y conseguimos nuevas formas, las matemáticas no eran tan exactas, y el lenguaje no era tan ordenado, el juego guío nuestras intenciones, nuestras sensaciones, un dios juguetón que nos llevaba a la dulzura, al sueño eterno del ser humano, sencillo, tierno e inocente ser humano.
Y hoy, con los ojos de lo que teníamos que ser, nos persigue una herencia realidad nacida del pesimismo, con las entrañas devastadas por el miedo. Nuestra encogida alma se pregunta donde quedó ese sol de azúcar, las misteriosas islas en las aceras, esos colores, esos mundos, ese dios que no paraba de jugar. Pero nos dimos cuenta, lo intuimos, allí estaba, detrás de los ladrillos de este muro de miedo y entrañas devastadas, allí estaba esperando nuestro salto, esperando nuestro abrazo, esperando para la siguiente partida del maravilloso y misterioso juego de la vida.
© Mario Tikvah

03 enero 2007

Lágrima Seca

Busqué la belleza por los afectos,
Me desgasté, perdí la mirada,
Me ilusioné con la mínima
Posibilidad de conseguirlo.

Pero no me di cuenta,
Porque ya la poseía,
Ya estaba conmigo,
Y así ella fue como me regalo
Una simple y perpetua lágrima seca,
Que no para de regar
Mi sincera y a veces sedienta sonrisa.


© Mario Tikvah


Agua sobre tierra seca. Mario Tikvah (Pintura-Óleo)
© Mario Tikvah

Ser Hecho

No buscaré más reconocimiento
que la inspiración, misteriosa y momentánea
de mis palabras, que buscan
ser espíritu, espíritu que busca
ser carne, carne que busca
ser intención, e intención que busca
Ser hecho.


© Mario Tikvah


Playa de Arenas Blancas Peniche-Portugal Diciembre de 2006
© Mario Tikvah